Las principales razones por las que los europeos prefieren las cementeras frente a los cementerios son las siguientes:

UNA ACTIVIDAD AVALADA POR LA UNIÓN EUROPEA. En la Directiva Marco de Residuos de (2008/98/CE), la Unión Europea ya marcaba las pautas de una nueva cultura en la gestión de los residuos, basada en el concepto de “vertido cero”, que antepone la reutilización, el reciclado y la valoración energética al vertedero. Cinco años después, en abril de 2013, el Documento de referencia sobre Mejores Técnicas Disponibles para la fabricación de cemento (BREF), publicado por la Comisión Europea, especifica que el uso de residuos como combustible es una “mejor técnica disponible”.

UNA ACTIVIDAD SEGURA PARA LA SALUD Y EL MEDIO AMBIENTE. La quema de cualquier material en abierto, debido a las bajas temperaturas y a la mala mezcla del oxígeno, emite compuestos contaminantes muy peligrosos para la salud y la protección del medioambiente. Algunos de ellos cancerígenos como el hollín del incendio de Seseña, según señalaba el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) durante los primeros días de la crisis. Por contra, los hornos de cemento trabajan a temperaturas mucho mayores (1.000-2.000 oC), necesarias para fabricar el clínker.

Los gases permanecen a muy alta temperatura, lo que permite la completa destrucción de los compuestos orgánicos del combustible, incluso de los más persistentes. “Numerosos estudios científicos nacionales e internacionales ponen de manifiesto que el uso de neumáticos en fábricas de cemento no modifica las emisiones de nuestros hornos ni genera riesgos añadidos para la seguridad y salud de las personas”, asegura el director de la Fundación CEMA. “Además, en el horno de una planta de cemento hay una gran cantidad de cal, necesaria para la fabricación del cemento. La cal es un material con gran poder de limpieza y filtración que neutraliza los gases ácidos (óxidos de azufre y cloruro de hidrógeno). Esta cal supone un sistema de limpieza en sí mismo, que no está presente en otras instalaciones industriales, adicional a los filtros existentes en todas las fábricas”, añade.

UNA ACTIVIDAD QUE DA VALOR A LOS RESIDUOS. El alto poder calorífico del neumático, le convierte en un buen combustible para instalaciones industriales de grandes consumos energéticos como la industria cementera. Pero es que además de energía, cuando se emplean neumáticos en el horno de una fábrica de cemento, también se están recuperando otros materiales presentes en su composición como hierro o aluminio, ambos necesarios para fabricar cemento. Así pues, dentro de la jerarquía de gestión de residuos señalada por la Unión Europea, la recuperación de residuos en fábricas de cemento o “co-procesado”, se sitúa entre el reciclado y la valorización energética.

UNA ACTIVIDAD QUE REDUCE LAS EMISIONES DE CO2 EN LA INDUSTRIA CEMENTERA. A estas ventajas hay que añadir la disminución de las emisiones de CO2 debido al origen renovable del contenido de caucho natural del neumático. El dióxido de carbono que las plantaciones de árboles de caucho (Hevea brasiliensis) absorben durante su crecimiento es prácticamente el mismo que emiten durante su combustión. Por esa razón la Comisión Europea considera que el uso de residuos como combustible en cementeras es una práctica eficiente que reduce las emisiones de CO2, los costes energéticos y da una solución ambientalmente correcta a los residuos.

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